De lobos, borregos y grillos

 

Ayer a la noche recibimos una noticia que, aunque era esperable, no dejaba de ser atroz: se encontraban los dos cuerpos de las niñas secuestradas por su padre. Ambos cuerpos en el fondo del mar. Asesinados por el hombre que debía cuidarlas, protegerlas. No puedo ni imaginar que pudo pasarle por la cabeza para hacer algo así. Es algo que la gran mayoría nos preguntamos pero para lo que no encontraríamos respuesta. Es desgarrador pensar en esas dos vidas. Duele, duele porque el ser humano es empático y piensas en todo lo que les quedaba por vivir. Así como también en esa madre a la que han matado en vida.

Ante un hecho así, a todos nos sale nuestro lado más visceral e irracional. En redes lees de todo: deberían encontrar al padre y que sufra, que lo lleven a la plaza del pueblo y matarlo.... he leído de todo. Y todo proviene del dolor. Es lógico. Ante este tipo de casos, todos sentimos que el mundo es un lugar un poco peor.


A todos nos duele esta muerte, nos duele porque llevamos semanas con este caso en portada de informativos, periódicos, trending topic en tuiter....... Era un ruido continuo. A quién no le indigna saber que un padre ha secuestrado a sus hijas y no aparece. Pero, curiosamente, hace dos semanas una niña fue asesinada por su madre. Envenenada. En el día en que debía hacer el cambio de custodia con el padre, no la llevo al colegio. Trabajaba para una farmacéutica, así que no le costó conseguir el material para acabar con la vida de su hija. Según el padre, ella había intentado volver con él. Le había dicho que la niña estaba enferma y necesitaba un tratamiento. Una niña, asesinada. Muerta a manos de quien tenía que cuidarla, de protegerla. Buscas noticias y sólo encuentras un par en periódicos catalanes. Esa muerte, no provocó el aullido de las redes, no provocó la visceralidad de la gente, no hubo medios poniéndolo en portada, ni tuits incendiarios de esos políticos que corren a poner el suyo con el caso de Anna y Olivia. No me malinterpreten, no estoy justificando un caso con el otro. No estoy ejerciendo de cuñado de Vox. Ejerzo de padre, de humano al que le duelen las injusticias. Vengan de donde vengan y las haga quien las haga. Decía el comandante Che Guevara: No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante".


En ambos casos hay unas niñas. Seres indefensos. En ambos casos hay un progenitor que ha sido el culpable de sus muertes. En ambos, hay una familia rota, un progenitor al que se la ha arrancado la vida misma. Pero a ojos de la mayoría no es lo mismo. O parece no serlo. Porque las redes rugen y aúllan con el caso de Tenerife. Las mismas redes que callan y hacen foro por el mutis con el caso de Sant Boi. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué convierte un caso en más grave que el otro? Porque para mi es igual de grave. La única diferencia es que en un caso, ayuda a continuar con un mantra: un maltratador no es un buen padre. No sabemos si ese padre era un maltratador. Era una persona violenta, al menos eso lo decían en su entorno. Pero no había denuncias previas, no había habido nada que alertara a la madre de que con él corrían peligro. Pero si el rio suena, ganancia para los pescadores. Ganancia para esos políticos que aprovechan una desgracia y el clamor de la mayoría, para conseguir unos cuantos likes en las redes. Nadie duda que si un padre ha maltratado a la madre, se deben poner todas las medidas posibles para que no ocurra una desgracia. Lo que es más difícil es evitar tanto el caso de Tenerife como el de Sant Boi. Por mucho que nos indigne. Es casi imposible erradicar la violencia y la maldad del ser humano. Es como pensar que por dejar de comer carne estas recuperando el hielo de los polos.

¿Se debe legislar? Claro que si. Pero de la mano de los forenses, psicólogos, jueces, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Porque cuando descubres que entre las personas que ayudaron a legislar la ley de protección al menor, estaban las madre de infancia libre. La cosa chirría. Es como si para legislar en favor del pueblo judío tras la segunda guerra mundial, hubieran metido a nazis a crear esa ley. Madres condenadas por secuestro, madres que han usado la interferencia parental, ayudando a crear una ley donde, precisamente, se dice que no se debe hablar de alienación parental. Que eso es una pseudociencia.........

Con este caso, volverán a decir que hay que recrudecer las normas. Que esta justificado que un padre si es denunciado por violencia de genero, no vea a sus hijos. “Hay que evitar otras Anna y Olivia”. Si osas decirles: pero una denuncia no prueba que el padre sea culpable. Te saltaran a la yugular repitiéndote el mantra de los infinitos ceros seguidos de un uno que son las denuncias falsas. Que no erradicamos la violencia hacia la mujer porque no las creemos. Y habría que recordarles que el 80% de las denuncias acaban sobreseídas y que ese 0,00000001 son las denuncias que acaban siendo investigadas por fiscalía. Una fiscalía que debido al exceso trabajo que tienen para los medios de los que disponen (porque el presupuesto de violencia de genero es alto, pero los juzgados siguen teniendo pocos medios para poder trabajar en paliar esa lacra), y también a que temen enfrentarse a la opinión pública si deciden entrar a investigar, no lo hacen. Dejan pasar casos donde es más que obvio que no ha habido maltrato. Repito, hay un 80% de casos sobreseídos. Seguramente, en ese porcentaje, hay un alto porcentaje de hombres maltratadores que se van de rositas. Un porcentaje muy parecido al de mujeres que deciden usar una ley como arma judicial o por pura venganza. Por no hablar de que las denuncias son solo la punta del iceberg. Hay un gran número de mujeres que no denuncian y viven en un infierno. Y no basta con que la sola palabra de una mujer condene a un hombre, para que esas mujeres saquen el valor para denunciar. Es todo mucho más complejo. Igual que esta muerte es más compleja que gritar violencia vicaria o el machismo los mató. Pero el rt lo consigue quien lanza el mensaje simple. El que intenta explicar todas las ramificaciones de un asesinato tan horrible, acabarán tachados de equidistantes o de defensores del maltratador.

Por tanto, cuando dicen: si es un maltratador, es un mal padre, Y, para ser un maltratador solo hay que ser denunciado. Estamos condenando a muchos buenos padres. Padres cuyo único delito es querer pasar tiempos con sus hijos. Porque si se decidieran a crear una estadística de cuantas denuncias se ponen antes, durante o después de un juicio por la custodia de los hijos, empezaríamos a poder atar muchos cabos. Pero eso no interesa. Eso sería poner trabas a un discurso que ha calado hondo: hay que creer a la mujer que denuncia. Hay que evitar nuevos Jose Breton y Tomás Gimeno.

Por hablar de todo esto, no se invisibiliza a las mujeres maltratadas. Hablar de denuncias falsas, no significa que se esté a favor de los maltratadores; hablar del asesinato de la niña en Sant Boi no es hacer de menos al de Tenerife. La paradoja es que el de Tenerife ocupa portadas, el de Sant Boi no. Parece que hay victimas de primera y de segunda. Parece que lo de Tenerife es horrible porque pobre madre..... como si ese padre no estuviera sufriendo. Porque ya están los medios para repetirnos, incluso en la ficción, que los padres no sufrimos. Que papá no llora cuando entra al cuarto de su hija y ve su cama vacía y sus juguetes; que papá no pasa las noches sin dormir si su hija esta con fiebre; que a papá no le duele tener que ir a trabajar y no poder estar en la puerta del colegio para darle un abrazo y verla entrar feliz. Según los medios, papá solo quiere evitar pensiones para vivir su vida. A papa solo le interesa su vida y su dinero.

Yo no quiero imaginar lo que debe estar pasando esa madre, pero como tampoco me gustaría estar en el pellejo de ese padre. Solo pido que ladremos igual por todas las injusticias. No seamos una jauría de lobos un día y una bandada de grillos al otro. Y que por mucho dolor que nos causen estos temas, quienes deben hablar y buscar soluciones no son esos políticos que sólo usan el dolor para arañar votos. Porque los unos hablan de prisión preventiva y los otros de violencia vicaria (aquí se ha asesinado a dos niñas inocentes. Ellas son las victimaas. No la madre). Aquí deben hablar los que trabajan día a día con estos casos. Los que saben lo que es levantar un cadáver y tener que hacer un informe, aunque por dentro deban estar muriendo de dolor por la enorme injusticia. Los juicios públicos en la plaza del pueblo deben quedarse como algo del pasado. Porque en la batalla entra la razón y el dolor, nos gana ese lado irracional del cerebro que piensa lo peor cuando ocurren casos como este. Una irracionalidad que nos ciega para poder ser justos ante cualquier atrocidad cometida por el ser humano.

Porque repito, debemos aullar igual ante toda injusticia. Sino, sólo seremos borregos conducidos por el astuto lobo que nos hace balar.


caso de Sant Boi

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